Spinoza no escribió un tratado sobre el poder como Maquiavelo, pero su filosofía sigue siendo una de las más radicales teorías políticas del deseo.
En la Ética, el cuerpo y Dios, la razón y la pasión, ya no se oponen: son expresiones de una misma sustancia que siente y piensa. Allí donde el pensamiento moderno separó alma y cuerpo, Spinoza mostró su unidad afectiva.
Su pregunta sigue siendo la nuestra: ¿por qué los hombres combaten por su servidumbre como si fuera su libertad?
En tiempos donde el poder ya no se impone por la fuerza sino por la gestión de los afectos -el miedo, la esperanza, la culpa-, la obra de Spinoza ofrece una cartografía para comprender la anatomía política del deseo.
Pensar con él es reconocer que el sentir es condición la condición de posibilidad; que el cuerpo la expresión de lo divino; y que la alegría, lejos de ser un estado del alma, puede convertirse en la forma más lúcida de resistencia.
Spinoza y la destrucción del dualismo cartesiano.
El cuerpo como pensamiento y el pensamiento como cuerpo: Deus sive Natura como campo afectivo.
La razón no se opone al afecto: lo integra como modo de conocer.
Del conocimiento racional al conocimiento intuitivo: la comprensión como goce.
El conatus como deseo ontológico, no psicológico: todo ser persevera en su ser.
Los afectos como índices de potencia (alegría) o impotencia (tristeza).
De la ética del individuo a la política del deseo: el pasaje de Spinoza a Deleuze y Guattari.
El deseo como producción social: ¿por qué el oprimido ama sus cadenas?
El Tratado teológico-político y la invención del poder como gestión de los afectos.
De la superstición teológica a la psicopolítica neoliberal: gobernar es modular emociones.
El miedo como dispositivo de obediencia; la esperanza como su complemento.
Lectura contemporánea: del fascismo de masas a la sociedad del rendimiento (Reich, Han, Illouz).
La alegría activa como fundamento de la libertad: comprender para aumentar la potencia de existir.
El paso de la pasión a la acción: de la servidumbre al pensamiento.
La multitud spinozista: cooperación, potencia común y afecto colectivo.
La alegría como categoría política: pensar una revolución afectiva.
Amor Dei intellectualis: amar a Dios no es adorarlo, sino comprender la necesidad del mundo.
El cuerpo como templo de la sustancia: espiritualidad sin teología.
Hacia una mística de la inmanencia: pensar lo divino como fuerza común y no como autoridad exterior.
Lo político como lugar de lo sagrado: la potencia compartida de existir.
La nueva servidumbre: gobernar los afectos a través de datos, pantallas y consumo.
Subjetividades endeudadas, endeudadas y deseantes: continuidad del conatus en la era digital.
El desafío spinozista hoy: pensar una ética del cuerpo y de la afectividad capaz de resistir la captura del deseo.
Comprender para liberar: la alegría como último nombre de la razón.
Esta clase está dirigida a estudiantes, docentes, investigadores y público interesado en filosofía, teoría política y pensamiento crítico contemporáneo, así como a quienes buscan comprender las raíces afectivas del poder y de la obediencia.
También convoca a profesionales de las ciencias sociales, la psicología, la comunicación y las artes que deseen explorar cómo los afectos —más que las ideas— configuran nuestras formas de vida, nuestras creencias y nuestras servidumbres.
No se requiere formación previa en Spinoza: el recorrido propone una lectura accesible pero rigurosa, articulando los textos de la Ética con los debates actuales sobre cuerpo, deseo y biopolítica.
En suma, está pensado para quienes intuyen que pensar el presente exige volver a los orígenes del sentir.